Los depósitos de poliéster se han convertido en los líderes indiscutibles en el mundo del almacenamiento, superando significativamente a sus principales competidores, los depósitos de metal y los de PVC. La versatilidad, resistencia e increíbles prestaciones que ofrece el poliéster reforzado con fibra de vidrio (PRFV) han revolucionado la forma en la que las empresas y las industrias abordan sus necesidades de almacenamiento.

En este post de nuestro blog os vamos a contar por qué los depósitos de poliéster han desbancado a los depósitos de metal y los de PVC, convirtiéndose en la primera opción de los que necesitan un depósito de gran tamaño para almacenar un producto líquido.

Durabilidad a largo plazo

A diferencia de los depósitos de PVC, que pueden volverse frágiles con el tiempo, y los depósitos de metal, que pueden oxidarse, los depósitos de poliéster mantienen su robustez y resistencia a lo largo de los años, lo que se traduce en una vida útil más larga y menor necesidad de reemplazo.

Resistencia a las temperaturas extremas

El PRFV, material principal de los depósitos de poliéster, es conocido por su excelente resistencia a las temperaturas extremas, tanto frío como calor. Los depósitos de metal, por ejemplo, pueden calentarse o enfriarse rápidamente en función de la temperatura. En el caso de los depósitos de PVC, estos pueden volverse rígidos en bajas temperaturas. El aspecto climático no es un inconveniente para los depósitos de poliéster, ya que mantienen su integridad estructural en una amplia gama de condiciones climáticas.

Mantenimiento

Los depósitos de poliéster requieren un mantenimiento significativamente menor en comparación con los depósitos de metal, que pueden necesitar tratamientos anticorrosivos regulares, y los depósitos de PVC, que pueden requerir reemplazo más frecuente debido a la degradación. Esto no sólo ahorra costos a lo largo del tiempo, sino que también reduce la interrupción operativa asociada con el mantenimiento regular.

Peso ligero

Comparados con los depósitos de metal, los depósitos de poliéster son notoriamente más ligeros. Esta característica facilita su manipulación, transporte e instalación. En cuanto a los depósitos de PVC, pueden llegar a ser también muy ligeros, pero carecen de la resistencia estructural que sí tienen los depósitos de poliéster. Estos ofrecen la mejor combinación posible entre ligereza y robustez.

Versatilidad en el diseño

Los depósitos de poliéster permiten una flexibilidad excepcional en el diseño y la forma. Esta versatilidad permite que los depósitos se puedan adaptar a las necesidades específicas de espacio y almacenamiento. Los depósitos de metal y PVC pueden tener limitaciones en cuanto a diseño y forma, lo que los hace menos adaptables a ciertos entornos.

Resistencia a la corrosión

Uno de los principales puntos fuertes de los depósitos de poliéster es su excepcional resistencia a la corrosión. A diferencia de los depósitos de metal, que pueden corroerse con el tiempo debido a la exposición a sustancias químicas, y los de PVC, que pueden degradarse con la exposición prolongada a la luz solar y sustancias químicas, los depósitos de poliéster mantienen su integridad estructural en condiciones corrosivas.

Sostenibilidad

La fabricación de depósitos de poliéster es menos intensiva en energía en comparación con la producción de depósitos de metal. Además, la durabilidad a largo plazo y la resistencia a la corrosión reducen la necesidad de reemplazo frecuente, contribuyendo así a la sostenibilidad ambiental.

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